Tarde de
invierno, llueve. Todos alrededor de la mesa estamos preparados para jugar.
Tarde de desafíos, diversión y risas.
Elegimos jugar a "El Bucanero". Se reparten las monedas de plata. Las de oro quedan en manos del
pagador, quien reparte 5 tarjetas a cada uno.
Con las letras
tenemos que formar las palabras que indican las tarjetas. ¡Basta! Dirá el que
termine y le pagaremos con una moneda por cada palabra que no hayamos podido
completar.
¡Qué lío con las
faltas de ortografía, las palabras raras y con terminar antes de tiempo!
Y así transcurría
la diversión en aquella lejana niñez, en una tarde de invierno.
Norma Noemí Salcedo
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