Este muchacho 30 añero se
llama Lau-Lau. Fue el juguete que me acompañó por más tiempo en mi infancia. En
la fotografía se puede apreciar como este compañero de batallas era curado una
y otra vez por las manos inexpertas de un niño inquieto.
Este sujeto (que no estoy seguro si asemeja a un oso o un perro) fue un regalo que me hicieron mis padres cuando, por una temporada, se dedicaron al comercio de juguetes. Recuerdo que cuando me dieron a escoger, entre tantas opciones lo elegí a él. En estos momentos, recuerdo que cuando era nuevo tenía unas cejas espesas, las cuales perdió en algún momento y en su nariz tenía un enorme punto negro que me gustaba tocarlo como si se tratase de un botón.
Fueron grandes momentos a lado del gran Lau-Lau.
Este sujeto (que no estoy seguro si asemeja a un oso o un perro) fue un regalo que me hicieron mis padres cuando, por una temporada, se dedicaron al comercio de juguetes. Recuerdo que cuando me dieron a escoger, entre tantas opciones lo elegí a él. En estos momentos, recuerdo que cuando era nuevo tenía unas cejas espesas, las cuales perdió en algún momento y en su nariz tenía un enorme punto negro que me gustaba tocarlo como si se tratase de un botón.
Fueron grandes momentos a lado del gran Lau-Lau.
0 comentarios:
Publicar un comentario